Es inevitable no perderse de vez en cuando, no hallarse como dicen... Preguntarse una y otra vez para que estás en éste mundo; tal vez, porque algunos Domingos lluviosos te azota la soledad sin compasión.
Es inevitable no enamorarse de alguien, quizá la persona menos esperada, en el momento menos oportuno, y de repente te ves envuelto en un huracán de emociones donde apenas te puedes mantener de pie.
Es inevitable no perder a alguien que amas, no verlo nunca más o perderlo aunque esté tan cerca y a la vez tan lejos que entiendes al fin lo que significa la palabra "tortura".
Es inevitable no pensar en tu muerte, preguntarte como será, cuando, donde o tal vez con quien, a que edad y como te encontrará ese momento.
Es inevitable no ver como poco a poco se extingue la vida de tus padres, tus hermanos, tus amigos, y si los tienes... tus enemigos, y sabes, realmente sabes que en algún punto, ves extinguida tu vida también.
Es inevitable no ir, no venir, no caminar, correr, descansar, y pensar en las cosas que nos pasan a diario, cuando un día te cambia la vida para bien o para mal, pero seguramente lo cambia para siempre, y nunca más las cosas son iguales; y si bien, nuestra naturaleza sigue intacta, lo que cura o lo que hiere te hace transitar otros caminos y lo haces, uno a uno, paso a paso... despacio.
Es inevitable no tenerlo todo o no tener nada, ganar todo o perderlo, de eso estamos hechos para ganar o para perder, tu eliges. Tener un Dios o no tener nada, sentirse protector o protegido, calmado o lleno de ira, pagando lo que has hecho o cobrando lo que has dado. Viviendo todo a pleno o caminando de vez en cuando por la calles solitarias con ideas de terminarlo todo de una vez. Si es verdad que cuando ya no hay nada que hacer o que sentir, te reinventas... ¿Por qué se tiene que sufrir tanto...? es verdad, yo también me lo he preguntado muchas, miles de veces y el mismo día, y solo hallé una sola respuesta dentro de una retahíla de respuestas mediocres y sin sentido: Ése es el único camino que hay.
No hay otro, nosé si hay un Dios justiciero ni un Dios malvado, no sé si la mente controla todo y que lograré el éxito imaginando como seré algún día cuando al final tenga éxito.
Solamente sé que tengo que hacerlo, que hay que intentarlo, soñar, pero no convertir ni vivir mi vida de sueños. No creo que esté sola, pero tampoco exclusivamente acompañada.
Es inevitable no ganar, pero también es inevitable no perder, es inevitable no caer, pero también es inevitable no levantarse.
Es contraproducente no soñar, no ser amado jamás, pero sinceramente sé que hay personas que lo viven a diario, como si fuera una pesada carga, donde el dolor lo ocupa... es como si una mano invisible te arrancara el corazón mientras están sentado por las noches mirando el cielo, o cuando vas caminando por las calles atestadas de gente ¿Lo has sentido alguna vez...? tal vez si, quizá nunca, pero seguramente es inevitable no sentirlo.
Todo llega, todo pasa, y los sentimientos alguna vez vuelven, otros, se mueren en el olvido y es mejor que sea así. trato no revolcarme en el pasado, aunque es inevitable no hacerlo, pero nada se obtendrá. Y si en una historia de entonces el tiempo vuelve y da lo que no aprovechaste en ése momento... hay que hacerlo. No escatimes recursos, pero tampoco momentos, no juegues con tu vida, pero tampoco te guardes para no que te vean. No te olvides que lo más importante no es lo que llevas a cuestas, sino como lo haces.
Es inevitable no llorar, no creer, no maldecir, no extrañar, no querer, no desear, no tener esperanzas, sentirse superior y luego caer en la ignorancia. Somos humanos... y es inevitable no vivir.